Armas antiguas, armaduras y militaria
En el coleccionismo de armas y armaduras hay que distinguir dos ámbitos, el civil y el militar. En el primer caso, la producción era limitada porque dependía de maestros artesanos y normalmente su decoración era muy elaborada, al ser objetos de lujo. En el segundo, la fabricación era en serie e industrial, lo que aumentaba el número de ejemplares y hacía escasa su decoración.
¿Qué encontraremos en esta sección?

Armas blancas
En ellas podemos incuir todo tipo de espadas, sables, dagas, dagas de mano izquierda, cuchillos, puntillas, navajas, hachas, alabardas, picas, partesanas, etc.

Armas de fuego
El coleccionismo de armas antiguas de fuego puede abarcar desde los primitivos palos de fuego hasta las armas de repetición como las carabinas Winchester.

Militaria
Todo lo relacionado con equipamientos de ejércitos en sus diferentes épocas: condecoraciones, indumentaria, y otros muchos objetos.

Armaduras
Todo lo relacionado con la defensa del combatiente, fuesen batallas, torneos o paradas a lo largo de los siglos pasados hasta momentos más recientes.


Armas blancas
Dentro de las armas blancas, se podrían incluir todo tipo de espadas, sables, dagas, dagas de mano izquierda, cuchillos, puntillas, navajas, hachas, alabardas, picas, partesanas, etc.
Evolución de la espada en España, desde la Edad Media hasta el siglo XVIII
Desde finales del siglo XIV y durante todo el siglo XV, la espada se caracterizaba por tener su guarnición formada por un arriaz recto (cruz de la espada) en cuyo centro aparece un escudete apuntando hacia la hoja, denominado escusón y brazos ligeramente curvados. La empuñadura era de madera, de forma fusiforme, recubierta por un torzal de alambre afianzado arriba y abajo por sendas virolas de hierro; y rematada en su parte superior por un pomo en forma discoidal que ejercía de contrapeso, en el que se remachaba la espiga de la hoja.
La hoja era ancha, y realizada en acero con una arquitectura recta de dos filos paralelos corridos a tres mesas.
Durante el siglo XVI la espada evolucionó debido a su uso, un ejemplo es la denominada de pitones. Su guarnición está compuesta por una cruz con gavilanes girados en sentido opuesto, formando un ángulo mayor de 90º grados, así como por dos bigotes que en su trayectoria semicircular sujetan el recazo de la hoja, unidos mediante un puente y su correspondiente escusón. Cuando los gavilanes son rectos, se le añade una rama que actúa como protector de los nudillos y que comúnmente se denomina aro guardamanos. El puño es de forma ahusada, realizado en madera y recubierto por un torzal de alambre de hierro trenzado, afianzado arriba y abajo por sendas virolas. El pomo es de hierro macizo y su forma varía desde un barrilete truncado con la base inferior de mayor diámetro que la superior, a una forma oval ligeramente aplanada y siempre provisto de una perilla donde se remachaba la espiga de la hoja. La hoja, realizada en acero, muestra una arquitectura recta de dos filos corridos hasta la punta con una sección de tres mesas y, en algunos casos, dotada de acanaladuras. En su extremo superior, se encuentra el denominado talón de la hoja, seguido de su recazo, destinado a colocar los dedos para dirigir los golpes de estocada, y finalmente, la espiga.
Otro modelo que perduró hasta el primer tercio del siglo XVII, en sus diferentes variantes, sería la denominada espada de guarnición de lazo, cuyo origen deberíamos buscarlo en dotarlas de una mayor protección frente a la punta de la espada enemiga, fruto indiscutible en la evolución de las técnicas de esgrima aparecidas en el renacimiento, lo que conllevó a una gran evolución en la morfología de su guarnición.
Debido a la colocación de los dedos índice y pulgar en el recazo con el fin de dirigir el golpe de estocada y para protegerlos, se hizo necesario dotar de una serie de puentecillos o ramas que complementaran la misión protectora de los bigotes y así también evitar los golpes de corte que resbalaban sobre la hoja, y que la guarnición los gavilanes rectos no era capaz de detener. A este conjunto de ramas que conformaban la guarda y contraguarda, se le conoce vulgarmente como lazo. La guarnición de lazo puede estar dotada de varios puentes o ramas, pero es imprescindible para ser considerada como tal, que la contraguarda presente un patrón distinto del de la guarda para romper la simetría. También la presencia del aro guardamanos, del que parten las ramas o puentes que forman tanto la guarda como la contraguarda. El puño, el pomo y la hoja, son de forma similar a las de pitones. Posteriormente, en el siglo XVII, aparecieron las espadas de guarnición de doble concha y de taza.
En España y su área de influencia, la primera tipología se denominó a la española, por su característica guarnición donde las conchas se situaban de forma más cerrada formando dos casquetes unidos entre sí, por medio de una serie de lazadas y volutas que enlazaban a su vez con los gavilanes y el arco guardamano. Este tipo de guarnición carece de bigotes ya que la sujeción de la guarda se realizaba mediante un par de ramas que, abriéndose en cada gavilán, se soldaban al borde exterior de la misma, formando un único conjunto.
El puño y hoja no varían de los modelos anteriores, pasando el pomo a ser de forma circular achatado y provisto de una perilla donde se remachaba el extremo superior de la espiga.




La guarnición de taza o guarnición a la española, expresión que nos recuerda su origen, debe su nombre a una nueva técnica de esgrima propia del siglo XVII, netamente española. Denominada destreza verdadera, fue diseñada y compilada por el maestro Luis Pacheco de Narváez, en la que los adversarios se enfrentaban con los brazos rectos trazando pequeños círculos con la punta de la espada, comprometiendo seriamente la guarnición del contrario, que este tipo de guarnición proporcionaba una mayor protección. Uniendo a su efectividad en el combate, su belleza. Las hubo de taza lisa, calada, lobulada, con borde rompe puntas, etc; llegando a convertirse en el modelo referente de la espada española.
Esta guarnición consta de una cruz de gavilanes rectos, de estrecha sección circular, unidos en su parte superior al aro guardamanos realizado a juego, y en la inferior, a los bigotes o patillas que, en este caso, tenían como función sujetar la guarnición en forma de taza, sin apoyarse en el talón de la hoja, como sucedía en los modelos precedentes. Esta sujeción es mediante tornillos o remaches en los extremos de los bigotes, sujetos en el interior de esta y apoyándose su borde superior en los propios gavilanes gracias a unas pequeñas escotaduras realizadas en ella.
De esta forma, el recazo de la hoja penetra en la taza a través de un orificio rectangular existente en la base de esta, situándose al ras del talón mientras que el cuerpo principal queda situado en el espacio comprendido entre dicho orificio y el propio escusón de la cruz, destinado como en las tipologías anteriores, a dirigir el golpe de estocada con los dedos índice y pulgar.
Este cambio en el concepto de esgrima también influyó en el tipo de hoja, apareciendo en el último tercio del siglo XVII, la denominada de verduguillo, consistente en una aguda punta de estrecha sección carente de filo, máximo exponente del nuevo concepto de espada ropera de uso civil.
Guarnición de boca de caballo, en España fue una evolución de la de doble concha que apareció a finales del siglo XVII, principios del XVIII, simplificándola, dándole mayor robustez y buscando un bajo coste, enfocándola a su uso militar.
Su guarnición consta de la cruz clásica de gavilanes – cuya longitud va disminuyendo y comenzando a curvarse en sentidos opuestos – con aro guardamano y bigotes o patillas. Dos conchas – una mayor y otra menor – de gran robustez, formando la guarda y la contraguarda, realizadas de una sola pieza de acero y sujetas a los bigotes mediante una fuerte pletina que, soldada a estos últimos, afianza el cuerpo mediante tornillos.





Armas de fuego
El coleccionismo de armas antiguas de fuego puede abarcar desde los primitivos palos de fuego – cañones o culebrinas de mano del siglo XV – hasta las armas de repetición como las carabinas Winchester, modelo 1873, utilizada, tanto civilmente, como arma reglamentaria para la Guardia Real y la Guardia Civil.
Su tipología ha variado a lo largo del tiempo, motivada por el forjado y posterior fabricación de los cañones y sobre todo por los mecanismos de ignición utilizados, que comentaremos a continuación, para su funcionamiento, así como el tipo de proyectil y pólvora utilizados.
Evolución de los sistemas de ignición
- Llave de mecha o de serpentín, fue el primer mecanismo de disparo autónomo.
- Llave de rueda, de gran complejidad mecánica, muy delicada y de alto coste.
- Llave de pedernal o de silex:
- De chenapan, de origen holandés,
- De patilla o española, cuyo muelle real se encontraba a la vista, en el exterior de la pletina,
- Francesa, el muelle real se localizaba en la parte interior de la pletina.
- Llave de percusión:
- Sistema de frasco de perfume o sistema Forsyth, de origen escocés,
- Sistema de cebo corredizo o cebo transportable,
- Sistema de pistón.
- Casquillo metálico:
- Sistema de Lefaucheux,
- Sistema de fuego anular,
- Sistema de fuego central.
Militaria
Lo que denominamos militaria es un amplio campo del coleccionismo, que abarca todo lo relacionado con los equipamientos de los distintos ejércitos en las diferentes épocas, sus condecoraciones, distintivos y demás objetos utilizados tanto en combate como en retaguardia, de carácter civil o militar.




Armaduras
En este caso haríamos referencia a todo lo que tiene que ver con la defensa del combatiente, desde la cota de malla, en la edad media, evolucionando a las diferentes armaduras y medias armaduras del siglo XV, XVI y XVII, utilizadas tanto en torneos, batallas o paradas. Siempre en la medida que las armas ofensivas lo requerían, pudiendo hacer un recorrido de estas en la colección existente de la Real Armería de Madrid. En el siglo XVIII y XIX pasaron a ser tan solo un peto y un espaldar. En el caso de los yelmos y cascos, la evolución fue similar.
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